miércoles, 23 de junio de 2010

ahí va la despedida del curso...

Se acaba el curso… se acaba y con él el bullicio de las clases, de los pasillos, del comedor, del ir y venir de autobuses y coches, de la campana al terminar el recreo; el bullicio de alegría y trabajo se acaba, por unos meses…
Ha sido un curso intenso en emociones, en trabajo, en compañerismo y también en temperatura; ni los 13º bajo cero han impedido que las aulas siguieran su ritmo, aunque fuera con menos alumnos. También este hecho nos ha permitido vivir “aventuras” a algunos de nosotros; risas o lágrimas que se quedarán en algún camino entre Cantalojas y Condemios de Arriba tal vez. ¡Quién iba a pensar que tras aquel 1 de Septiembre caluroso nos esperaría un curso así…! por suerte, en pocos días volvimos a la realidad, a la que sería nuestra realidad durante diez meses por estas tierras entre Segovia, Soria y Guadalajara. Nos esperaban kilómetros y kilómetros mal asfaltados y la compañía de variedad de animalillos; eso si, todo en un entorno verde y lleno de vida, en plena naturaleza. Durante cuatro meses hemos contemplado los prados blancos, incluso helados; el frío que se adentraba hasta nuestros huesos bien de mañana, para espabilarnos en lo que sería un duro día.
La educación en cualquiera de sus vertientes es difícil cuando quieres hacer las cosas bien, cuando pretendes cumplir tus objetivos, personales y profesionales; a la vez es ambiciosa, imprevisible y muy muy gratificante. Ellos (nuestros alumn@s) son capaces de experimentar en nosotros multitud de emociones dia tras día; nos hacen sentir, en definitiva, vivos.
Jorge Bucay en uno de sus cuentos dijo que “Un buscador es alguien que busca, no es necesariamente el que encuentra. Tampoco es alguien que sabe lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda”. Todos, supongo, vinimos aquí buscando trabajo, donde quiso traernos este destino tan incierto, y hemos encontrado multitud de cosas, entre ellas, quizá, a nosotros mismos. Cada curso, cada colegio, cada lugar y persona nos aporta una experiencia más en lo que será nuestro libro de la vida. Puede que algunos coincidamos en otra próxima aventura y puede que con otros cerremos ya un capítulo. Pese a todo, pese a las dificultades, a los inconvenientes, a los errores y a los problemas, ha merecido muy mucho la pena. Gracias a todos y a cada uno de vosotros; os deseo lo mejor.

Cristina Rodríguez Olmeda